El rol de las competencias motoras en el Desarrollo Infantil Integral y el Aprendizaje
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Las competencias que forman parte del desarrollo motor son universales, varían poco por la cultura y son comunes a la especie humana. Esta área funciona como el reloj biológico del organismo e indica cómo va el proceso de maduración especialmente de los sistemas nervioso, óseo y muscular.
Es fascinante disfrutar a diario cómo, durante la infancia, el bebé controla poco a poco los movimientos de las partes grandes y pequeñas de su cuerpo, habilidades que consolida en los años preescolares, perfecciona en los escolares y en el resto de su vida, según las actividades deportivas y hobbies de preferencia.
Los cambios que están previstos con la edad en la especie humana cumplen con las leyes del desarrollo infantil:
1- Continuidad, las adquisiciones las hace en forma progresiva y cada una es un requisito para alcanzar la siguiente.
2- Direccionalidad, el control del cuerpo lo logra de la cabeza a los pies (principio céfalo caudal) y del tronco a los dedos (principio centro distal).
3- Diferenciación, van de lo global e indiferenciado a lo específico y diferenciado, controlando primero las partes grandes (brazos) y después las más pequeñas de su cuerpo (manos y dedos).
4- Equilibrio-desequilibrio, una vez que dominan una postura o movimiento, avanzan hacia el logro de otro más complejo.
En el Programa de Intervención MOIDI damos especial importancia a las áreas física y motora las cuales son la base para que las otras áreas de desarrollo puedan lograr su consolidación. Definimos el desarrollo motor como “Cambios con el tiempo que permiten al niño el control de los movimientos de las partes grandes del cuerpo: cabeza, tronco, brazos y piernas (motor grueso) tanto no locomotores como locomotores y el control de las partes pequeñas del cuerpo: manos y dedos (motor fino) que exigen las tareas manipulativos” (León, 2024).
¿Qué competencias motoras deben ser observadas? ¿Cómo observarlas? En esta tarea tan complejas hemos desarrollado las Secuencias de Desarrollo, concebidas como escaleras formadas por indicadores de complejidad creciente, recursos para que los papás y educadores puedan: a) identificar en cuál escalón se ubica un niño en un momento dado, b) promover en forma intencional y consciente, oportunidades de práctica en la casa y centro educativo y c) identificar e intervenir a tiempo las condiciones biológicas de cada niño, pues de existir alguna condición biológica que afecte su desarrollo la clave está en la intervención temprana.
En el libro Secuencias de Desarrollo Infantil Integral, el cual agrupa 72 listados de conductas esperadas en 8 áreas del desarrollo, se ofrecen 23 listas de conductas motoras para observar y estimular los cambios esperados por edad, agrupadas en 3 dimensiones:
No locomotoras (5), útiles para observar el tono muscular, equilibrio estático, coordinación de las partes grandes de su cuerpo en diferentes posturas: Secuencias N°7. Cargado, N°8. Acostado boca abajo, N°9. Acostado Boca Arriba, N°10. Sentado, N°11. Parado/Agachado.
Locomotoras (12), que permiten observar el control del cuerpo y la calidad de los movimientos cuando el niño se desplaza a voluntad, el equilibrio dinámico, la coordinación, precisión y fuerza de brazos y piernas: Secuencias N°12. Gateo, N°13. Caminar, N°14. Correr/Pedalear, N°15. Subir/Trepar, N°16. Saltar/Brincar, N°17. Sube Escaleras, N°18. Baja Escalera, N°19. Equilibrio, N°20. Patea Pelota, N°21. Lanza Pelota, N°22. Ataja Pelota, N°23. Derecha/Izquierda.
Manipulativas (6), donde organizamos indicadores de complejidad creciente para observar la coordinación viso-motora, la direccionalidad, precisión y fuerza de manos y dedos: Secuencias N°24, Agarra, N°25, Encaja/Arma, N°26- Rasga, N°27- Dobla papel, N°28- Recorta, N°29- Dibujo/Escritura.
Estos listados de conductas representan un valioso recurso para familias, escuelas y especialistas para verificar durante la rutina diaria que todos los niños adquieran las competencias del desarrollo motor, pues ellas son la base para que puedan entender el mundo que los rodea (desarrollo cognitivo), expresar lo que sienten y piensan (desarrollo del lenguaje) y lo más importante fortalecer su seguridad, autonomía, autoestima y auto-monitoreo, competencias que necesitarán para tener éxito en los tiempos inciertos y complejos que caracterizan el siglo XXI.